¿Os imagináis que un día os ponéis pachuchos (nada grave por supuesto), una bajada de tensión, un ataque súbito de priapismo..., os tiene que venir la ambulancia a atenderos y el paramédico que baja de ella es semejante guapetón que más bien deseáis que os meta en la parte trasera, cierre a cal y canto las compuertas y os reanime a pollazos?
Pues algo parecido podría pasar si algún día os tiene que atender este ATS, que puede que no sea uno de los del Hospital Central, pero está igual o más de buenorro que todos los que han pasado por el SAMUR de esa clínica.
Y es que de pollazos tiene que saber un rato este muchachuelo, ya que una vez que se quita su uniforme médico, para darse una placentera ducha, descubre su auténtica herramienta de sanación, un rabo que es capaz de resucitar a un muerto.